Europa sin fronteras


La UE sepultó la Cortina de Hierro al incorporar ocho países del ex bloque soviético y a Malta a la zona de libre circulación


Los últimos vestigios de la Cortina de Hierro cayeron ayer con la incorporación de ocho países del antiguo bloque soviético y la isla de Malta a la zona de libre circulación de personas, establecida por los acuerdos de Schengen en la Unión Europea (UE), con lo cual ya hay 400 millones de europeos que pueden viajar sin controles fronterizos.

La esperada jornada, una verdadera vuelta de página para la historia del Viejo Continente, fue recibida con festejos, fuegos artificiales y conciertos al aire libre en todos los países de Europa central y oriental.

En Zittau, localidad de Alemania oriental, punto de encuentro con Polonia y la República Checa, la canciller alemana, Angela Merkel, en compañía de sus pares de Polonia y de la República Checa, Donald Tusk y Mirek Topolaneka, celebró la adhesión de sus vecinos al espacio de libre circulación.

"Estamos asistiendo a un momento histórico [...]. Desde Suecia hasta Italia; desde Portugal hasta las repúblicas bálticas se puede viajar sin control de pasaportes", declaró Merkel. "Es una alegría que los jóvenes vivan hoy como normal algo que fue un sueño para sus padres y sus abuelos", agregó, en referencia al convulsionado período que vivió Europa durante el siglo pasado.

"El último vestigio de la Cortina de Hierro se cae", dijo el ministro del Interior checo, Ivan Langer.

La UE había dado un importante paso para dejar atrás su sangriento pasado en 2004, con una ampliación del bloque que permitió el ingreso de Estonia, Lituania, Letonia, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, y la isla de Malta, los nueve países que desde la medianoche de ayer no tienen más barreras fronterizas con el resto de Europa.

Todos esos países debieron cumplir dos condiciones para adherir a la zona: superar una evaluación sobre la seguridad en sus fronteras y conectar sus fuerzas de seguridad a una base informática que contiene datos de personas buscadas, desaparecidas o con prohibición de estadía al igual que los objetos robados (vehículos, armas, documentos de identidad, billetes).

Viajes ininterrumpidos

Así, 62 años después de la Segunda Guerra Mundial y de la división de Europa en dos bloques y 18 años después de la caída del Muro de Berlín, el bloque regional del Viejo Continente logró eliminar los controles fronterizos en una zona que incluye a 24 países. Ahora es posible viajar en tren o por barco desde Estonia hasta Portugal, o desde Hungría hasta Francia sin presentar el pasaporte. Según está previsto, los aeropuertos se sumarán a esta medida a partir de marzo.

Ayer, Alemania puso fin a los controles a lo largo de los cerca de 1100 kilómetros de fronteras, 646 kilómetros compartidos con la República Checa y 456 kilómetros con Polonia, una de las zonas más disputadas y dolorosas de la historia europea.

Letonia, Estonia y Lituania fueron los primeros en abrir sus fronteras, por la diferencia horaria. Miles de personas se reunieron a ambos lados de la frontera en la ciudad de Valka, Letonia, y en Valga, Estonia, a la espera del histórico momento. "Hoy nos paramos en la frontera de Letonia y Estonia", destacó el gobernador de Valka, Unda Ozolina, ante la multitud. "Este es el momento en el que Valga y Valka comenzarán a vivir realmente como una sola ciudad", añadió.

Poco después, las autoridades de Hungría y Austria concretaron oficialmente la apertura fronteriza en el cruce de Hegyeshalom. El presidente húngaro, Laszlo Solyom, dijo que la apertura de la frontera indica que las dos naciones, que estuvieron estrechamente vinculadas durante el Imperio Austro-húngaro, pueden ahora "crecer juntas nuevamente".

En casi toda Europa central, los funcionarios levantaron las barreras antes de descorchar las botellas de champaña, para marcar el desmantelamiento de la Cortina de Hierro que dividió al continente durante la Guerra Fría.

Aunque los nuevos miembros se congratulan de la adhesión, numerosos funcionarios de fronteras del Oeste, especialmente en Austria y Alemania, temen un aumento de la criminalidad.

La prensa alemana se hizo eco, además, de un auge comercial de los sistemas de alarma y puertas blindadas, mientras que el presidente del sindicato de la policía, Josef Scheuring, advirtió que la desaparición de las fronteras, especialmente la germano-polaca y la germano-checa, es, de acuerdo con su experiencia, "una invitación formulada a los delincuentes".

Los detractores denunciaron puntos débiles en la cooperación entre las policías y los guardias de fronteras, como por ejemplo la falta de compatibilidad entre los sistemas de comunicaciones por radio de los policías alemanes, polacos y checos, mientras que otros ponían en duda la capacidad de los nuevos miembros de asegurar un control eficaz en las nuevas fronteras externas de Schengen, con Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Serbia y Croacia.

El ministro alemán del Interior, Wolfgang Schaüble, quien inauguró con su homólogo polaco Grzegorz Schetyna un nuevo centro conjunto de policía en Swiecko, en la frontera, afirmó, por su parte, que no habrá de ninguna forma "menos seguridad".

El acuerdo que permite la libre circulación de personas en la UE fue firmado en 1985 en la ciudad de Schengen, en Luxemburgo. Inicialmente incluyó a Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Holanda, y luego fue ampliado a Italia, España, Portugal, Grecia, Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia, al igual que a Noruega e Islandia -que no forman parte de la UE-, y, finalmente, a los nueve países que se incorporaron ayer.