El microcrédito crece como negocio

La recuperación del poder adquisitivo de los sectores de bajos recursos volvió a despertar el interés de bancos y financieras


Prestarles dinero a los pobres volvió a ser buen negocio. La recuperación del poder adquisitivo de los sectores de bajos ingresos logró despertar el interés de bancos y financieras por este segmento del mercado que en los últimos años había quedado muy relegado.

Si bien no se puede hablar de cifras concretas, en el mercado financiero reconocen que el público de bajos ingresos está volviendo a ser visto como un sujeto potencial de crédito, lo que explica la proliferación de financieras y sucursales de tarjetas de crédito que hoy se vive en el segundo y el tercer cordón del conurbano bonaerense.

"El potencial que ofrece este mercado en la Argentina es enorme, pero exige una adaptación de la oferta. Se trata de un segmento de la población que por razones culturales no le gusta ir a un banco, lo que nos obliga a redefinir una propuesta a medida", explicó José Luis Panero, subgerente general y gerente financiero del Banco Supervielle, que es una de las entidades que se mostró más activa en este nicho de negocios.

El Supervielle debutó en este mercado hace dos años, con el lanzamiento de la financiera Cordial Consumo, que hoy cuenta con seis sucursales en el Gran Buenos Aires. Su último paso fue la compra de la Tarjeta Automática, que acaba de concretar la semana pasada y que le permitió sumar otras 16 sucursales, principalmente en el sur del país, y más de 150.000 cuentas activas.

En forma paralela, el Supervielle también avanza con su filial Cordial Microfinanzas, que se especializa en el otorgamiento de créditos para financiar pequeños emprendimientos productivos o comerciales. La firma acaba de abrir su quinto punto de venta en el conurbano y para 2008 tiene un agresivo plan de expansión que incluye once inauguraciones.

Las oportunidades que ofrece el mercado argentino en materia de financiamiento para los sectores de bajos ingresos también terminaron de convencer al grupo boliviano FIE Gran Poder, que también apuesta a hacerse fuerte en el GBA con su programa de microcréditos. Inicialmente, la firma se instaló en el oeste del conurbano y ahora busca crecer en la zona sur, para lo cual ya puso un pie en Florencio Varela.

"Nuestros primeros clientes fueron miembros de la comunidad boliviana, aprovechando que este tipo de financieras están muy difundidas en el país, pero ahora estamos trabajando con una mayoría de clientes argentinos y queremos crecer en toda la Argentina. Ya abrimos un local en Salta y para 2008 aspiramos concretar tres inauguraciones más en el Gran Buenos Aires y llegar a otra ciudad, como Rosario o Córdoba", explicó Diego Anzotegui, gerente general de FIE Gran Poder.

Gastos en alza

Las empresas destacan que el otorgamiento de estos créditos representa una inversión mayor en los análisis previos para determinar la capacidad de pago de sus potenciales clientes, pero reconocen que los niveles de morosidad se ubican por debajo del promedio del sector.

"La incobrabilidad en los microcréditos es baja y hoy está en torno al cinco por ciento, cuando en los préstamos para el consumo ronda entre el ocho y el diez por ciento", destacan en el Supervielle. La contracara de esta baja morosidad son las altas tasas de interés que generalmente terminan pagando los clientes de bajos recursos, tanto en el caso de los micropréstamos como en los créditos para el consumo.

En las entidades que apuntan a este segmento se defienden con el argumento de que sus costos son muchos más elevados que los de los bancos tradicionales, lo que inevitablemente se traduce en una mayor tasa de interés para el cliente final.

"El costo financiero total de nuestros créditos es del 40 por ciento, pero hay que tener en cuenta que los márgenes operativos con los que trabajamos son muy bajos, porque nuestro costo de financiamiento ronda entre el 15 y 20 por ciento anual y también enfrentamos mayores gastos administrativos", explican en FIE.

En el Banco Supervielle, por su parte, destacan que las altas tasas de interés se explican, porque sus costos de otorgamiento son muy elevados en relación con los montos que prestan. "Como la mayoría de nuestros clientes no tienen papeles para mostrar, determinar si una persona puede acceder o no a un préstamo exige un trabajo previo muy alto, incluyendo visitas ambientales y charlas con amigos, vecinos", explican en la entidad.

Modelo importado

El modelo de negocios de FIE y el Supervielle no difiere demasiado del desarrollado por Muhammad Yunus en Bangladesh, por el cual el economista fue premiado con el Nobel de la Paz.

Yunus fundó en 1976 el Banco Grameen, que popularizó en todo el mundo el concepto de las microfinanzas, que no es otra cosa que la oferta de servicios financieros -básicamente créditos, pero también cajas de ahorro y seguros- dirigidos a los sectores de bajos recursos, que casi sin excepciones se encuentran excluidos del sistema bancario tradicional.

Por Alfredo Sainz