Desarrollo y bienestar humano: como calcularlo

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica anualmente el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano. Esta es quizás la publicación mas difundida sobre el desarrollo y bienestar de las personas, y sirve de insumo y justificación tanto de políticas y decisiones gubernamentales como de iniciativas y proyectos del tercer sector. Pero, ¿cómo interpreta y de qué forma mide el desarrollo humano este informe?El informe de PNUD se basa en el enfoque de capacidades y titularidades de Amartya Sen y define el desarrollo como el proceso de “incrementar las posibilidades de elección de las personas”. Esto refiere solo a las posibilidades de elección que permiten un mayor ingreso, sino también a aquellas que permiten a las personas desarrollar su potencial y llevar una vida productiva y creativa, de acuerdo con sus necesidades e intereses.
A grandes rasgos, la concepción subyacente del informe es que el crecimiento del ingreso no asegura el desarrollo humano. Porque el bienestar de un país no depende del ingreso en sí mismo, sino del uso que se dé a éste, y porque un ingreso per capita elevado no garantiza el desarrollo humano adecuado. Un alto nivel de desarrollo humano puede lograrse con un ingreso per capita moderado.
Para evaluar las condiciones de vida humanas según estos parámetros, el informe utiliza dos vías principales. Por un lado, el cálculo del Índice de Desarrollo Humano (IDH) permite comparar, a través del tiempo, la situación relativa de los países en los tres aspectos más elementales del “desarrollo humano básico”: vida larga y saludable (medida según la esperanza de vida al nacer), educación (medida por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación en educación primaria, secundaria y terciaria) y nivel de vida digno (medido por el PBI per cápita en dólares americanos).
Por otra parte, el Informe analiza cada año algún tema en particular relacionado con el desarrollo humano. Estos temas son tratados extensivamente en diversos capítulos, donde se presenta la situación actual y se propone acciones para corregir los problemas. En 2006, por ejemplo, se ha tratado el acceso al agua como elemento esencial del desarrollo humano. Otros temas han sido: cooperación internacional (2005), libertad cultural (2004), derechos humanos (2000), globalización (1999), consumo y desarrollo (1998), etc.
Adicionalmente, el Informe de Desarrollo Humano contiene una vasta lista de indicadores en su parte final. Allí presenta los resultados de índices derivados del IDH: Índice de Pobreza Humana para Países en Desarrollo (IPH-1), Índice de Pobreza Humana para Países de la OECD Seleccionados (IPH-2), Índice de Desarrollo Humano Relativo al Género (IDG) y el Índice de Potenciación de Género (IPG). Presenta además datos desagregados por países para las principales dimensiones del desarrollo humano; por ejemplo, perfiles de salud, educación, situación laboral, flujos financieros, brechas Norte-Sur, situación de las mujeres, etc.
Puede argumentarse que el desarrollo humano es un fenómeno complejo que no puede sintetizarse en un único indicador. Es cierto. Y es por ello que existen numerosas discusiones sobre cómo adecuar y mejorar las mediciones existentes. Sin embargo, frente a las alternativas que presentan los datos desagregados, los índices sectoriales (salud, educación, comercio, etc.) o los índices de desarrollo y crecimiento económico, el IDH del PNUD ofrece por el momento el panorama más completo en materia de desarrollo y ha demostrado tener utilidad en la evaluación de la condición de vida de las personas y en la toma de decisiones políticas y humanitarias.
Lo bueno, además, es que este índice está ahora al alcance de todos en una ágil presentación interactiva. Los datos siempre han estado publicados en Internet, pero en formatos pesados y difíciles de leer. Ahora, gracias a Hans Rosling y su increíble proyecto GAPMINDER, es posible acceder al informe en una manera más fácil y entretenida.